lunes, 18 de mayo de 2009

RECORDÁNDOTE Capítulo 14.- Secretos, pasado y planes



Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

-Diálogos-

Pensamientos”

Capítulo 14.- Secretos, pasado y planes

La vuelta a Kyoto fue de lo más tranquila, el incidente nocturno entre Rin y Aoshi quedó en el más absoluto de los secretos, a pesar de todo el ninja sospechaba que aquel asunto no quedaría así durante mucho más tiempo, probablemente lo mejor fuera explicárselo al menos a Misao, su reacción era la única que le preocupaba.

Saito, Cho, Aoshi y Misao se encerraron en el despacho nada más llegar, una hora después el cabeza escoba había salido en dirección a la comisaría.

-Ahora que estamos solos pasemos a nuestro tema- encendió un cigarrillo- cubo de hielo ¿te acuerdas de Takeda?

-…

-¡Saito!

-No estoy hablando contigo, niña. Vamos, Shinomori, es el tipo que asesinó a tus hombres.

-¡SAITO!

-Misao. No recuerdo más que la gatling.

-A ver si te recuperas de una maldita vez, estorbas más que ayudas. Takeda Kanryu traficante de opio, era el cabecilla de una de las divisiones de la mafia de Aizu. Se hizo con el control del negocio del opio en un tiempo record, la yakuza y el gobierno le dejaba hacer lo que quería. Secuestró a Takani Megumi, la amenazó con que asesinaría a su familia si no fabricaba opio para él.

-Pobre Megumi…

-No interrumpas, niña- se puso de pie para continuar hablando- Los motivos por los que os metisteis en los negocios de aquel tipo no los conozco, pero tampoco creo que importen mucho, allá tu con tu consciencia cubo de hielo. Antes de que me preguntes… sí, tu querido Aoshi-sama sabía que era un traficante y sí, le ayudaba en sus negocios ¿decepcionada?

Ambos hombres la miraron, uno de ellos con suma preocupación, no quería que se decepcionara con él…

-¡Claro que no! Tendría sus motivos, no tiene sentido darle tanta importancia a algo del pasado…

-… No sé si eres tonta o demasiado inteligente, comadreja. En cualquier caso, me importa bien poco. Sea como sea, al parecer uno de los hombres que había trabajado para Takeda ha decidido continuar con la obra de su jefe y eso…- les señaló con su cigarrillo- es un gran problema, no quiero mierda de ese tipo por aquí, los hombres del otro día eran un señuelo afortunadamente no caímos en la trampa. Ahora bien, nuestro principal problema es saber por que nos la tendieron…

-¿Pueden estar buscándome a mi?

-Por eso eres un estorbo, en tu estado no sirves para nada, bueno sí, sirves para traerme comida.

-Iré yo…- la ninja se levantó.

-Nada de eso comadreja, va él, muévete.

Aoshi resopló para salir del despacho, él no era el criado del lobo.

-Increíble- sonrió Saito- que dócil se ha vuelto…

-Podría haber ido yo…

-¿No querías todos los detalles? Hay cosas que estoy seguro de que no querrás que oiga. Cho te traerá el informe más tarde.

En la cocina Sanosuke y Megumi se peleaban por ver quien cocinaba mejor, tras preparar algunos de los platos del menú del Aoiya habían pasado a experimentar con los dulces, estaban tan concentrados en su riña romántica que habían olvidado por completo al resto de la gente de aquel lugar.

Aoshi apareció tras ellos pero como era de esperar no se dieron ni cuenta, pensándolo bien era mejor así si no le obligarían a probar lo que habían preparado como les estaba ocurriendo a Okon, Omasu, Okina y Rin. Echó un vistazo y no vio nada para llevarle al lobo, saldría a comprar algo le iría bien un paseo por la ciudad, además cuanto más tardara en ver a ese hombre mejor.

Kenshin barría la entrada trasera del restaurante y se ofreció a acompañarle, ya había acabado y como Kaoru estaba con Megumi, y Kenji dormía placidamente pues le pareció un buen momento para conversar con él, o intentarlo.

-¿Qué es lo que pasa?- preguntó Aoshi al sentir la mirada del pelirrojo.

-Debe ser… complicado.

-Depende para que.

-La ayuda de Misao-dono debe quitarte muchas preocupaciones ¿no?- sonrió.

-Sí, me ayuda mucho.

-Jejeje ya veo- suspiro, con o sin memoria su escasez de palabras no cambiaba- si necesitas algo puedes contar conmigo, Aoshi.

-Tú y yo… ¿somos amigos?

-Sí, aunque hubo un ti…- fue interrumpido por el ninja.

-¿Por qué me alié con Takeda Kanryu?

Ambos se detuvieron en mitad de la calle, el ninja esperando una respuesta sincera y el pelirrojo completamente asombrado por la pregunta.

-Para serte sincero sólo tengo una hipótesis- echó a andar de nuevo- creo que fue tu modo de demostrar que los ninjas en esta era de paz aún teníais hueco, y sobre todo para garantizar la supervivencia de vuestro clan.

-No fui muy inteligente de ser así.

-¿Oro?

-No pensé en lo que eso podría afectar al resto.

-Yo diría que ese no es el caso, creo que precisamente lo hiciste pensando en ellos, en darles una posibilidad de futuro.

Aoshi sonrió ante esa posibilidad que no quitaba la estupidez que había cometido, pero la idea de que fuese por un buen motivo le quitaba algo de su cargo de consciencia.

Entraron en la tienda donde había un gran surtido de dulces, compraron algunas cosas para el lobo y para la gente de Aoiya, ya que habían ido hasta allí ¿por qué no aprovechar? Además, parecía ser que la tienda tenía algún tipo de trato con el Aoiya o el Oniwabanshu por que les habían cobrado sólo la mitad.

Al llegar a la entrada del restaurante vieron a Misao despidiéndose de Saito, quizás habían tardado más de lo que creían. La radiante sonrisa de la comadreja desapareció al perder de vista al lobo y creerse sola en el lugar, un cambio radical en su actitud, respiró hondo y redibujó su sonrisa para volver a dentro como si nada hubiera pasado.

-No parecía muy animada.

-…

-Aoshi ¿estás bien?

-Aa…

-Seguro que está bien, Misao-dono es fuerte.

-Fuerte o no, no está bien- entró al restaurante dejando al pelirrojo en mitad de la calle.

Nada más entrar al recinto le asaltó Okina con una mueca siniestra en su cara.

-Aoooooooooshiiiiiiiiii justo el hombre al que quería veeeeeeeer- tiró del brazo del ex-Okashira para llevarlo hasta la cocina- tienes que hacerme un favorcito, si no mi cerecita bañada en chocolate me matará.

-“Cerecita… bañada en ¿chocolate?”- enarcó una ceja ante el apelativo ñoño- No la llames así.

-Lo que digas- dijo ignorando el comentario- ¡he perdido el libro de cuentas! Tienes que ayudarme a encontrarlo- le miró con ojitos brillantes.

-No es problema mío.

-No puedes abandonar a un pobre ancianito a su suerte- hizo pucheros- ya estoy mayor y mi memoria falla y estoy muy débil, mira, mira…- extendió su mano- me tiembla el pulso, me mueeeeeeeeeeeeeeero me queda poco tiempo de vi…- su radar pervertido captó a la jovencita que pasaba frente a la puerta de servicio y salió disparado a la calle- ¡SEÑORITAAAAAAAAAAAAAAAAAA! ¿Quiere tomar un té conmigo?

El ex-Okashira se quedó estático ¿no se estaba muriendo? Mucho cuento era lo que tenía ese viejo, además si él lo había perdido que lo buscara ¿no? Era su responsabilidad. Si tenía tiempo para perseguir jovencitas y tomar té que lo dedicara a ser más responsable.

Sin pensar más en el asunto subió a su habitación, aprovecharía el tiempo que tenía para tratar de leer el diario que le había dado Misao, menos mal que le había dado aquel cuaderno con el que ella había aprendido por que tanto simbolito incomprensible le mareaba.

Se acomodó en su mesa con el diario y el cuaderno delante y empezó a “traducir” su contenido mentalmente.

Shinomori Aoshi.

Tras la reunión de hace una semana con todos los asentamientos Oniwabanshu, finalmente realizo mi primera entrada como Okashira general del clan, Kashiwagi Nenji me sustituye como líder del asentamiento de Kyoto.

En primer lugar, las pequeñas revueltas que parecía que podían estallar han quedado en nada, de igual modo aquellos que estaban en contra de mi nombramiento como Okashira del Oniwabanshu han enmudecido.

Mi primera tarea como Okashira consiste en restablecer las comunicaciones con algunos de nuestros antiguos aliados, aún me falta información sobre el tipo de relación entre nuestro clan y ellos, esto me obligará a reunir el consejo para acceder a algunos de los antiguos informes de la biblioteca secreta del Oniwabanshu, espero que esos informes no desaparecieran en el incidente de hace un año.

La facción del Aoiya ha solicitado la amplificación del lugar, a la que, a parte de una reforma del restaurante, se le añadiría una pensión para lograr una mayor entrada de fondos financieros con los que gestionar mejor los gastos producidos por el aprovisionamiento de armamento y la reparación de desperfectos. Estoy estudiando esta opción ya que ofrece una gran ventaja en muchos sentidos, solamente queda encontrar el modo de llevar a cabo la reforma sin poner al descubierto nuestra tapadera.

Por otro lado Kashiwagi Nenji y yo estamos estudiando cual sería la mejor opción para la pequeña Makimachi, cabe la posibilidad de que sea considerada un objetivo militar por nuestros enemigos, lo más probable es que si permanece en nuestro clan se vea envuelta en un peligro constante, puede que la mejor solución sea la propuesta de Kashiwagi, enviarla lejos de nosotros, con el tiempo nos acabará olvidando, aún tiene la oportunidad de crecer como una niña normal.

-Enviarla lejos…- repitió esa idea en voz alta.

Visto lo visto y con lo que había recordado seguramente esa hubiese sido la mejor solución, que hubiera crecido alejada de todo eso y sin preocupaciones, pero recordaba claramente aquella sensación de miedo al pensar en no volver a saber de ella, había sido egoísta, la había privado de una vida normal por una debilidad suya.

Miró el reloj occidental que colgaba de su pared ¡Kami! Eran casi las nueve de la noche había estado siete horas para traducir poco más de media página. Mejor le pediría a Misao que se lo leyera, aunque eso fuese un golpe bajo para su orgullo, lo prefería a tardar cuatro años en traducir medio libro.

Salió en busca de la comadreja, pasó por su habitación pero no estaba allí, el despacho, el patio, el dojo, las habitaciones de los Onis, las de sus amigos, la sala de descanso, la pensión, el restaurante… Al fin la encontró estaba en la cocina fregando los cacharros de la noche, se suponía que alguien estaría ayudándola pero quien quiera que fuera su ayudante se había esfumado en el aire.

-Misao- a la ninja casi se le cae el plato de las manos se giró aún asustada- no quería asustarte ¿necesitas ayuda?

-¿Eh? no, no, sólo faltaría que se pusiera a hacer mi trabajo- continuó con su tarea- no se preocupe, me vengaré de Kuro por dejarme sola jajaja.

El ex-Okashira ignoró por completo su negativa, anudó a su espalda las mangas de su yukata y empezó a aclarar los cacharros que iba enjabonando Misao.

-Aoshi-sama, no tiene que hacer eso…

-¿Podrías ayudarme con el diario?- preguntó en un susurro.

-Mmm… claro ¡no hay problema! Puede pedirme lo que sea, ya lo sabe, cuando necesite algo sólo tiene que decírmelo y ya está- sonrió ampliamente- Por cierto, Aoshi-sama, le he guardado algo para cenar, como no ha bajado he pensado que cenaría más tarde- suspiró metiendo una nueva pila de platos en la tina- ¡Rayos! Cuantos platos… parece que no se acaben nunca…

-¿No te cansa?

-Es mi trabajo, cansa pero me gusta.

-No hablo de eso- ella le miró sin comprender- ¿no te cansa estar conmigo?

-¿Por qué iba a cansarme?- le miró confundida.

-No soy precisamente un ejemplo de sociabilidad y por lo que veo te he causado muchos problemas.

-Qué tontería…- rió- soy experta en meterme en líos yo solita sin necesidad de que nadie me ayude jajajaja.

-Y ¿qué hay del daño que te he hecho?

-No lo hizo a propósito, además eso es algo inevitable… no tiene ninguna importancia.

-¿Y mi alianza con Takeda y otros criminales?

-Cómo dije antes… no hay que darle tanta importancia a algo del pasado, tenía sus motivos, usted no se hubiera metido en algo que pudiera perjudicarnos a todos.

-¿Vas justificarme siempre?

-No le estoy justificando…-dijo algo molesta- sólo le digo lo que pienso…

El ninja cogió la mano de Misao reduciendo drásticamente la distancia que había entre ellos acercándose a sus labios.

-¿Por qué sigues a mi lado?

-Aoshi-sama yo…

-¡Misaoooooooooooooooooooo!- Kaoru entró corriendo haciendo que ambos se separasen- ¡Venga ven ya! Megumi nos está esperando.

-Ve, yo acabaré- dijo Aoshi volviendo a su estado frío y distante.

-Euh… gracias.

Siguió a Kaoru que empezaba a alejarse, había estado a punto de decirle a Aoshi que le amaba ¿es que había perdido la razón? Menos mal que le habían interrumpido si no se hubiera muerto de la vergüenza…

-¡Ey! Misao-chan ¿qué te pasa?

-¡Nada, nada! Jajajaja me estaba preguntando que es lo que quiere Megumi-chan…

-Creo que estamos a punto de descubrirlo- entraron en la habitación- Aquí la tienes.

-Perfecto jujuju, sentaos.

Miraron a su alrededor, el cuarto había sido redecorado de un modo bastante tétrico, la ventana cubierta con una paño oscuro, velas iluminando el lugar… y lo más siniestro de todo… la misteriosa sonrisa que tenía Megumi ofreciéndoles pastelillos.

-Mi pequeña querida amiguita mía…- un escalofrío recorrió a Misao- tenemos que librarnos de tu problemilla… te voy a ser sincera, no creo que el cubo de hielo y esa estén prometidos. Cuando le conocí, hace mucho tiempo, vi que le regalaban mujeres pero las rechazó todas, alguien le preguntó el motivo, él no contestó pero Hannya dijo que no le interesaban los asuntos sentimentales- miró a su amiga- bueno… eso no significa que tu no tengas posibilidades.

-No importa… me conformo con que sea feliz.

-Meg, si lo que quieres es deprimirla lo estás haciendo muy bien.

-Cállate tanuki- carraspeó- como iba diciendo… las mujeres que le llevaban eran parecidas a Rin, en muchos sentidos- mordió su pastelillo- Lo que quiero decir es que tu eres diferente a ella y Shinomori te quiere… bueno a su manera siniestra.

-¡Eh! ¡Aoshi-sama no es siniestro!

-Lo que tú digas, cariño ¡Kami! Esto está asqueroso- lanzó el pastelillo.

¿De qué iba todo aquello? Eso era lo que se preguntaban Kaoru y Misao, su discursito era algo deprimente, además ¿qué pretendía?

-Atiende, lo que tienes que hacer es lanzarte a sus brazos decirle alguna frase sensual y será tuyo para siempre…

-¿¡QUÉ!?

-¡No seas pava! Ya te lo dije cuando llegamos, lo que tienes que hacer es aprovechar la situación, es lo que haría cualquiera y si después resulta tan estúpido como para enfadarse contigo por quererle entonces es que no te merece.

-Dime Misao- interrumpió Kaoru- ¿qué sabes de Rin?

-Pues… en realidad no sé mucho sobre ella… es la hermana mayor de Omasu-chan y tendría que haber acompañado a Aoshi-sama al castillo de Edo pero en cambio la mandaron a Nagasaki. Según leí en uno de los diarios de mi abuelo durante aquel periodo el asentamiento de Nagasaki se vio reducido drásticamente… a parte de eso nada más.

-Realmente no es mucho.

-Kaoru, tú y yo vamos a sonsacarle información.

-¿Por qué lo hacéis?

-Bueno, comadreja… ese debe ser uno de los grandes misterios de la humanidad.

-No le hagas caso, somos amigas ¿no?

-Sí- sonrió feliz- pero ¡Megumi-chan me da miedooooooo!

-¡Cállate tonta!

Las tres amigas se echaron a reír como locas por algo que al parecer solamente ellas comprendían.

En la cocina Aoshi acababa con los platos bajo la atenta mirada de Okina, y es que el anciano se olía que algo muy gordo revoloteaba sobre sus cabezas y que el ex-Okashira era el centro del problema. No estaba dispuesto a dejar que nadie perjudicara a sus chicos y en especial a su niña.

-No voy a ayudarte a buscar el libro de cuentas- dijo sin girarse.

-Aoshiiiiiiiiiiiiiiiiii eres un demonio, malo, malo, malo…

-Déjate de niñerías ¿qué quieres en realidad?

-Muy perspicaz, se nota que fuiste nuestro Okashira, pongámonos a ello.

Okina puso agua a calentar para hacer té y el ninja se acomodó en la pequeña mesa de servicio con la cena que le había guardado Misao. La conversación prometía ser larga, mejor armarse de paciencia.

Continuará

Escrito el 5 de febrero de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario