lunes, 4 de mayo de 2009

EL AMOR DUELE... cuando aparece un rival



Rurouni Kenshin y sus personajes pertenecen al gran Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

EL AMOR DUELE…

Cap 2.- cuando aparece un rival

Tras el incidente del baño ninguno de los dos había hecho el más mínimo esfuerzo para hablar sobre ello. La chica iba regularmente a curar su herida como siempre hacía, visiblemente avergonzada. Pero allí estaba otra vez, con su yukata de dormir y un botiquín en sus manos, se arrodilló frente a él desnudando su pierna para deshacer el vendaje.

-¿Aún le duele?- no contestó- si quiere puedo darle algo más fuerte para el dolor- sacó el ungüento para desinfectarle- tiene buen aspecto… no creo que necesite más el vendaje…

La chica hablaba pero él no le estaba escuchando, su mente estaba ocupada en otras cosas… ¿esa yukata había tapado siempre tan poco? Cada vez que se inclinaba podía verle claramente el canalillo… además la tela llegaba hasta sus rodillas y se le abría hacia un lado dejando su pierna al descubierto. Habían estado en esa posición muchas veces pero nunca le había visto tanta carne…

-Aoshi-sama ¿me está escuchando?

-Aa… ¿esa yukata es nueva?

-¿Ah? No…- tiró levemente del cuello de su yukata- es una de las que uso siempre para dormir… la que me regaló Shiro hace un año… ¿pasa algo?

-No, nada.

-Bueno ¡esto ya está! Si me necesita estaré con Shiro- el ninja alzó una ceja- es que se ha roto el brazo limpiando el horno el muy torpe, a saber que rayos habrá hecho… así que le ayudaré en lo que no pueda hacer solo.

¿Ayudarle? Ya era mayorcito para cuidarse solo y si no que se fastidiara o que lo cuidara otra ¿por qué siempre tenía que hacerlo ella? Misterios de la vida, un misterio repentinamente molesto.

La muchacha salió de la habitación con rumbo semidesconocido. El ex-Okashira decidió no seguir pensando en eso, nunca se había molestado por algo tan absurdo, mejor leería algo… el diario de Okashira que estaba escribiendo Misao, además hacía tiempo que no revisaba su trabajo.

Cogió el tomo tapizado en piel negra, estaba casi completo, la caligrafía clara y cuidada de la jovencita, parecía mentira que tuviera tan buena caligrafía con lo rapidísimo que escribía, además sus entradas eran las más detalladas que había visto en toda su vida, incluían una infinidad de detalles que podían parecer absurdos e innecesarios pero que resultaban muy útiles para comprobar errores y ventajas, un trabajo excelente para haber aprendido sola.

Cerró el libro, le convenía un té, tenía mucho que leer. Salió de su habitación y bajó las escaleras, el restaurante estaba cerrado y sólo había tres inquilinos en la pensión, estaba todo desierto y tranquilo, cosa muy poco habitual, el silencio y la calma reinaban en el lugar. Unas voces llegaron a los oídos del ex-Okashira provenían de la pequeña sala donde pasaban las horas muertas.

-¡Oh Kami! Eso me encanta Mi-chan- la inconfundible voz de Shiro.

-¡Ja! Te diré, soy la que mejor te conoce del mundo entero.

-Más, más.

-¡Ay! No me toques ahí- la chica suspiró- jajajaja eso me hace cosquillas.

-Mmm… después me toca a mi, muñeca.

En el rostro de Aoshi se formó un tic a la vez que una venita latía en su sien ¿qué demonios estaban haciendo esos dos? Abrió el shoji bruscamente captando la atención de los dos jóvenes. Misao estaba arrodillada, la cabeza de Shiro reposaba en su regazo le estaba… ¡afeitando! El chico trató de incorporarse pero la navaja en su barbilla le imposibilitó la labor, no quería ser el blanco de la ira del ex-Okashira pero tampoco quería una cicatriz en la cara.

-¿Necesita algo Aoshi-sama?- la muchacha le sonrió.

El ninja los miró de nuevo, se había dejado llevar por una impresión errónea, sólo tenía una opción… disimular.

-Busco un libro.

-¡Ah! Shiro estate quieto, aún te cortaré idiota.

-¿Sabes qué? Que ya le pediré a Omasu que acabe.

-¿Por quéeeeeeeeeeeeeeeee?- hizo pucheros.

-A-acabo de acordarme de una cosa.

-¡Nada! Estate quieto o te cortaré.

La mirada helada de Aoshi taladraba al pobre Shiro, por suerte para él Omasu entró buscando a la Okashira.

-¡Aquí estás! Mudô-san ha venido a buscarte.

-¡Ay no! No me acordaba de que habíamos quedado- se puso de pie mandando a volar a Shiro- ¡Ay no, ay no! Omasu-chaaaaaaaaaaaaaaaaannnnnnnnnn- puso ojitos suplicantes- ¡cúbreme! Voy a arreglarmeeeeeeeee.

La comadreja salió de la sala en estampida dejándolos a todos con una gotita tras la cabeza.

-¡Ouch! Qué daño, mira que es poco delicada, casi me abre la cabeza.

-Te quejas demasiado.

-Oye, oye Omasu-chan… esos dos salen mucho últimamente o ¿son imaginaciones mías?

-Ahora que lo dices… es verdad…

-¡Nuestra niña se ha enamorado de un hombre alcanzable!

¿Enamorada? ¿Un hombre alcanzable? Sin darse cuenta cerró de golpe el libro que tenía en las manos logrando captar la atención de ambos ninjas que le miraron sorprendidos.

-¿Quién es ese Mudô?

-E-es… un amigo de Misao-chan, es el hijo del dueño de la verdulería, son amigos desde hace años.

-Eso no es del todo cierto, la primera vez que se vieron se enzarzaron en una pelea de cuidado- Shiro se puso las manos en la cintura- ¡nuestra pequeña ganó con diferencia!

-Shiro…

Aoshi salió de la sala, primer error, no había preguntado donde estaba esperándola el tal Mudô, segundo error, no conocía a ese tipejo, así que esa supuesta relación podría ser efecto de la hiperactiva mente de esos dos, y tercer error ¿Qué demonios pensaba hacer? ¿Torturarle? ¿Hacerle desaparecer misteriosamente? Eso sonaba bien. Probó suerte con la entrada de servicio, allí no estaba, fue a la del restaurante, allí solamente había una ancianita dando de comer a unos pájaros que abandonó su labor para mirarle con lujuria, eso dejaba una única opción, la puerta de la pensión. Fue hacia allí deprisa, frente a él vio a Misao con el cabello recogido y una yukata blanca con flores de cerezo y el obi en tono rosado con algunos caracteres en blanco, se le hizo tremendamente extraño, casi siempre llevaba puesta ropa del Oniwabanshu o el uniforme del Aoiya, y en contadas ocasiones y por obligación el furisode para las reuniones, sólo la había visto así de arreglada por propia voluntad cuando era niña.

-Llegas tarde Mi-chan, llevo veinte minutos esperándote.

-¡Sei-chan! Perdóname, se me había olvidado por completo jejeje.

-Siempre puedes compensarme…- se acercó peligrosamente a la kunoichi- con un buen beso.

La chica se echó a reír mientras él la agarraba de la cintura, Aoshi estaba tentado de salir a defender a su protegida y matar a ese...

-¡Qué descarado! Qué soy una señorita- besó la mejilla de su amigo- ¿a dónde vas a llevarme?

-Te voy a enseñar un tesoro.

Misao sonrió y juntos se encaminaron hacia ese lugar donde iba a llevarla. Aoshi decidió seguirles, después del descaro que había mostrado no iba a dejarle solo con ella, su protegida era demasiado inocente, ese tipo seguro que querría aprovecharse de ella, no es que estuviera celoso, claro que no.

Pasaron por el barrio comercial donde compraron algunas cosas que no pudo ver por guardar la suficiente distancia para que Misao no se diera cuenta de que les seguía, estuvieron más de 3 horas entrando y saliendo de tiendas cargando con las bolsas y cajas de sus compras, pasaron por el puesto de verduras para dejar allí los paquetes, tras una breve conversación con el dueño reemprendieron su camino. La comadreja correteaba y canturreaba mientras Mudô la miraba atento a cada gesto que hacía, se sonreían y hablaban sin parar de cosas sin importancia y de cosas que les habían ocurrido ¿Cuántas veces Misao le había explicado cosas y él se había limitado a escucharla y como mucho asentir de vez en cuando? Algo muy diferente a lo que le ofrecía aquel joven.

Un rival…

El peor de los rivales que podía haberle salido, le daba a la jovencita justo lo que necesitaba, vida. Sin embargo había algo extraño en la sonrisa de su protegida, no era su típica sonrisa alegre, despreocupada, sincera y cálida de siempre, era una sonrisa cargada de tristeza y melancolía.

Se adentraron en el bosque hasta llegar al riachuelo, el sol empezaba a caer, el joven le hizo cerrar los ojos y la guió lentamente hasta la orilla haciéndola sentarse en la gran roca que había allí, besó la frente de la joven arrancándole una leve risita.

-¿Puedo abrirlos ya?

-Mmmm…- alzó la vista al cielo- aún no, solamente un poco más- delineó el rostro de Misao con sus manos sin llegar a rozarla- ya puedes abrirlos.

-¿Cuál es ese…?- se puso de pie- ¡es precioso!- abrazó al joven

-Es más hermoso verlo reflejado en tus ojos.

Aoshi apretó con furia sus puños, estaba usando el romanticismo, era evidente que quería ligársela… los observó abrazados y riendo. La cogió de la mano y echaron a correr hacia el camino a la ciudad, pero la comadreja se detuvo en seco, le había descubierto.

-Aoshi-sama ¿ha salido a pasear?

-Aa- miró inquisitivamente al joven, gesto que no pasó desapercibido para ella.

-Este es Mudô Seichiro, es un buen a… migo...

El ex-Okashira pasó de largo, la chica suspiró Seichiro la miró apenado, el tutor de su amiga era más frío de lo que él se había imaginado.

-¿Ese es el famoso Shinomori Aoshi?

-Creo que no está de muy buen humor…

El cubo de hielo vio en la distancia como una lágrima surcaba la mejilla de la chica, él era demasiado frío, nunca podría tratarla como aquel tipo, la hacía sufrir sin poder evitarlo. Necesitaba aprender a ser más cercano, más que aprender necesitaba un milagro.

Continuará

Escrito el 1 de enero de 2009

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