jueves, 7 de mayo de 2009

EL AMOR DUELE… Si tu imaginación juega en tu contra



Rurouni Kenshin y sus personajes pertenecen al gran Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

Advertencia: contiene lime.

EL AMOR DUELE…

Cap 5.- Si tu imaginación juega en tu contra

La casucha era pequeña, destartalada y bastante sucia, pero al menos la tenía a ella… hablando de Misao… se había puesto a limpiar un poco el lugar, ni que fuera la criada, pero se le veía tan emocionada que no se atrevió a decirle nada. Él preparó la leña para hacer fuego, estaban empapados, si seguían así acabarían con una neumonía.

-Quítate la ropa, Misao.

-¿Có-cómo dice?- se giró hacia él completamente roja.

-La ropa, está mojada.

-Pero… no tengo nada que ponerme.

Y entonces cayó en la cuenta, era Misao no uno de sus hombres, por Kami ¿cómo podía ser tan idiota? Que falta de delicadeza, ni el pervertido de Okina hubiera caído en algo así. La falta de trato con mujeres fuera de una batalla le estaba pasando factura.

-Prepararé unas mantas, tendremos que dormir juntos- dio la espalda a Misao para preparar la leña.

-Buscaré cuerdas para tender la ropa…

Aoshi acabó de prender el fuego dejándolo con la intensidad justa para dormir tranquilos y mantener el lugar caldeado, tras eso recogió las tres mantas que había y extendió una en el suelo, tendrían que dormir a lo ancho o no cabrían, sólo esperaba que les cubriera lo suficiente, una la usarían a modo de almohada y con la última se taparían.

Mientras tanto Misao rebuscaba por todos sitios para encontrar una cuerda o algo semejante para colgar la ropa, finalmente encontró un cordel desgastado, sonrió satisfecha anudándolo en los ganchos que colgaban en las paredes. Dirigió una mirada tímida a su ninja, quizás se enfadaría… eran ninjas, compañeros y bueno… era su tutor, la había bañado y cambiado cuando era pequeña, además aún la veía como a una niña, no debería darle vergüenza desnudarse frente a él supuestamente, pero como estaba enamorada de él pues la cosa cambiaba.

La comadreja suspiró, lo mejor sería no darle más importancia de la que tenía, se llevó las manos al obi desatándolo para colgarlo, una vez acomodado comenzó a deshacerse de la yukata. Aoshi se giró a mirarla al oír el roce de la tela con su piel ¿es que había perdido la cordura? Inmediatamente recogió una de las mantas y se la puso por los hombros.

-¿Se puede saber que haces?- preguntó volviendo a su tarea.

-Pues… lo que usted ha dicho.

-No tienes que hacerlo delante mío- contestó indiferente- cuando acabes acuéstate.

-S-sí…

Se maldijo a si misma por interpretar mal lo que Aoshi le había dicho, aunque eso de “quítate la ropa” no tenía muchas interpretaciones… podría haber especificado, decirle que se cambiara en otro sitio, algo, tampoco le supondría un gran esfuerzo especificar ¿no? Sólo tenía que decir un par de palabras más…

Se deshizo del resto de sus prendas y las colgó junto a su yukata. Envuelta en la manta caminó hasta la improvisada cama junto al ninja que le daba la espalda, parecía tan indiferente como siempre, quizás a él no le incomodase la situación, tampoco sería tan raro más de una mujer habría pasado por su cama…

Misao se tumbó de lado dándole la espalda con los ojos cerrados mientras él se deshacía de toda su ropa para tenderla junto a la de ella. La observó unos instantes, la manta no llegaba a taparle los pies, por suerte el fuego evitaría que se enfriara.

Tendría que hacer un gran esfuerzo para contenerse, tener a Misao completamente desnuda bajo su misma manta era demasiado tentador, pero debía ser fuerte, ella confiaba en él, no podía decepcionarle. Debía hacer las cosas bien, no era una cualquiera era su pequeña Misao, la mujer a la que amaba.

Se acomodo junto a ella, se daban la espalda. Cerró los ojos para dormir.

La mano de Misao le obligó a girarse quedando boca arriba mientras besaba sus labios, sentía la suave piel del pecho de Misao sobre su cuerpo, las femeninas manos acariciando tentadoramente su torso y él dejándose llevar por la pasión, llevó su mano a la nuca de la chica profundizando el beso girando para dejarla bajo su cuerpo. Se separó de sus labios para observarla, su blanca piel, sus curvas bien definidas, sus sonrojadas mejillas…

-Misao…

-Está bien, hoy me ha enseñado lo que siente… le amo.

-En ese caso, no tengo que contenerme.

Sus labios volvieron a juntarse con más pasión, las expertas manos del ex-Okashira recorrían cada milímetro de la piel de Misao colmándola de carias, mientras ella le mordía sensualmente el cuello y los hombros al tiempo que le clavaba las uñas en la espalda. Los constantes gemidos y jadeos se adueñaron de su precario refugio.

Quería hacerla suya una y otra vez hasta quedar completamente agotado, hasta memorizar cada rincón de ese cálido cuerpo, hasta que nadie pudiera borrar el recuerdo de su piel en la del otro, hasta demostrarle cuanto la amaba y deseaba.

Su mujercita le hacía enloquecer, su aroma, su piel, su voz…

-Aoshi-kun…

-Eres sólo mía.

-¡Ay! Aoshi-sama no me deja respirar…

El ninja abrió los ojos ante el quejido de Misao, había estado soñando, nada de aquello había pasado pero al parecer si que la había abrazado y ejercía demasiada presión.

-Perdona…

-¿Estaba soñando algo bonito?- alzó una ceja- es que estaba sonriendo, se le veía tan feliz…

-Sigue durmiendo.

Giró sobre si mismo quedando de espaldas a ella para ocultar el sonrojo de su rostro, se sentía avergonzado por lo que acababa de soñar ¿en qué momento había empezado a recuperar aquel tipo de deseo? No lo recordaba, si bien nunca se había enamorado antes, al menos no en serio, si que había sentido atracción por las mujeres, simple deseo carnal, de vez en cuando iba a algún burdel para desahogarse, pero aquel deseo lo había dejado atrás para centrarse en sus labores de Okashira, y ahora venía su protegida y despertaba todos sus instintos olvidados dándoles una nueva dimensión.

Se dispuso a seguir durmiendo esperando no continuar soñando ese tipo de cosas, pero parecía ser que su protegida no estaba dispuesta a ayudarle se le había abrazado, sentía su cálida y suave piel pegada a su espalda, toda una tentación.

A pesar de haber tratado de dormir por todos los medios el ex-Okashira no pudo volver a pegar ojo, mejor levantarse antes de que Misao se despertara, estaba tentado de tirarse de cabeza al río a ver si recuperaba la compostura de una maldita vez…

Se vistió y dejó la ropa de Misao junto a ella así no se enfriaría al levantarse. Salió apresuradamente meditaría un rato en busca de alguna idea que le ayudara a solucionar su desastrosa cita. Tenía la sensación de haber quedado como un autentico idiota, le quedaba mucho por practicar.

Perdido en sus pensamientos y ajeno a lo que le rodeaba no se dio cuenta de en que momento, su acompañante se había levantado y sentado junto a él con una sonrisa radiante en su rostro viéndole meditar. Tan concentrado estaba que tardó en reaccionar cuando ella le besó en la mejilla.

-Buenos días Aoshi-sama.

-Buenos días. Volvamos a casa- empezó a incorporarse pero la mano de Misao le hizo detenerse.

-Quedémonos… sólo un ratito más, por favor.

Se acomodó nuevamente, parecía que ese iba a ser un gran día, observó a la ninja que tenía los ojos cerrados sonriendo ampliamente.

-Esta tarde no podré llevarle el té, voy a acompañar a Sei-chan al Kinkaku-ji.

-…- se levantó bruscamente.

¿Qué iba a ser un gran día? Que gran ironía, así que estaba sonriendo por el tipejo ese… además iba a llevarla al Kinkaku-ji, por todos en Kyoto era sabido que en la actualidad era el típico sitio a donde iban a pasear las parejitas…

-Nos vamos a casa.

-Aoshi-sama…- Aoshi empezó a andar- e-espéreme ¡no me deje aquí!

-Ten cuidado.

-¿Eh? ¿Con qué?- la comadreja estaba confundida- ¿con qué tengo que tener cuidado?

No obtuvo respuesta a pesar de insistirle durante todo el camino de vuelta al Aoiya, ya se había vuelto a quedar sin palabras o quizás la estaba ignorando ¿estaría enfadado? Llevaba unos días tan raro que ya no sabía como interpretar sus reacciones.

Aoshi estuvo todo el camino mordiéndose la lengua por no soltarle una barbaridad a Misao por lo ingenua que podía llegar a ser. No estaba celoso… vale, sí que lo estaba ¿pero a quien rayos le importaba eso? Al diablo con eso ¿Okina le mataría si la secuestrara? Mejor hacer desaparecer a su amiguito, eso sería más efectivo.

Kuro y Omasu limpiaban la entrada del restaurante, se miraron entre ellos con curiosidad ¿dónde habrían estado esos dos que llegaban a esas horas? Al toparse con la airada mirada del ex-Okashira huyeron al interior del recinto sin disimular lo más mínimo.

-Aoshi-sama ¿quiere que le traiga algo del templo?

-…- se mantuvo de espaldas a ella.

-¿Quiere que le prepare algo para desayunar?

-…- no contestó.

-Ayer…- esa única palabra le hizo mirarla, ella sonrió- me lo pasé muy bien, gracias por haberme invitado.

Le abrazó para después entrar apresuradamente. Se sintió algo mejor, al menos se había divertido, pero eso no era suficiente, esa misma tarde iba a volver a ver a aquel tipo…

Seguro que volvía a intentar besarla y camelársela… la abrazaría, le hablaría de un montón de estupideces, la cubriría de palabras bonitas y después… después… ¡no habría un después o dejaba de llamarse Aoshi Shinomori!

Continuará

Escrito el 21 de enero de 2009

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