jueves, 7 de mayo de 2009

RECORDÁNDOTE Capítulo 05.- Fragmentos



Rurouni Kenshin y todos sus personajes pertenecen a Nobuhiro Watsuki y Shueisha.

-Diálogos-

Pensamientos”

Capítulo 5.- Fragmentos

Unas horas más tarde Misao regresaba al Aoiya en compañía de una joven, entre ambas cargaban el cuerpo inconsciente de un ninja, ambas agotadas por el esfuerzo de cargar con el peso de aquel hombre. La comadreja soltó las piernas del hombre sin ningún tipo de delicadeza.

-Mierda, la puerta está… cerrada… eso significa que…- miró al suelo con terror- que Jiya va a…

-¡Ángel mío! Has tardado mucho en volver, estaba preocupado- espachurró a Misao consiguiendo que su espalda crujiera- ese es tu castigo, muñequita mía. Vaya…

-¿Okina-san?

-¡Ah! ¡Rin-chan! Cuanto tiempo- dejó caer a la comadreja- Omasu-chan se llevará una gran alegría al verte.

-Ay, ay, ay Jiya que eso duele.

Los Oni corrieron al escuchar el jaleo en la entrada, eso era síntoma de que la pequeña Okashira había vuelto.

-¡MISAO!- gritaron los cuatro jóvenes a coro.

-¡O-chan!

La mirada de todos los Oni se clavaron en la mujer del kimono rosado que acababa de hablar. El rostro de Omasu se iluminó al reconocer a la mujer.

-¡Rin-chan! ¡Hermanita!- Omasu se lanzó a los brazos de su hermana- qué alegría volver a verte.

La Okashira estaba encantada de comprobar que no la habían engañado, si no seguro que Okina la hubiera sermoneado. Paseó su mirada por los allí presentes dándose cuenta de que faltaba Aoshi.

-¿Dónde está Aoshi-sama? ¿Está bien?

-Tranquila mi niña, está descansando en mi cuarto.

-¿Aoshi-kun está aquí? ¡Creía que estaba desaparecido!

-“¿Aoshi-kun? ¡Vaya confianzas! Ninguno de nosotros se toma tantas confianzas y eso que vivimos con él”- Misao la miraba con desconfianza- Rin-san ¿va a quedarse mucho tiempo?

-¡Que indiscreta! ¿Cómo se te ocurre preguntarle eso?- dijo Okina haciéndole una llave a Misao- Discúlpate.

-¡Au! Si lo decía para prepararle una habitación ¡viejo loco!

-Puedes preparársela igual sin tener que preguntar.

-¡Ay! Pero si se va a quedar mucho la iba a alojar en vuestro corredor, hay que despejar esas habitaciones y si eran solo unos días la pondría en la parte de abajo ¿Qué no entiendes Jiya?

-Jajajaja no te preocupes, con una habitación del hostal me conformaré, al menos por hoy, aún no sé cuanto tiempo me quedaré.

-¡De eso nada! Te quedarás en mi habitación hasta que preparemos tu antiguo cuarto- dijo al fin Omasu- como en los viejos tiempos ¿qué te parece?

Rin asintió, sonaba divertido. Su extraña familia no había cambiado, habían crecido pero seguían siendo igual de alocados que siempre, a veces la edad no era sinónimo de madurez. Tenía ganas de ver a Aoshi, seguramente él tampoco había cambiado nada.

-Me gustaría ver a Aoshi-kun.

-Dejémoslo para más tarde, está descansando, no le conviene tanto ajetreo- dijo Okina.

-Pero tengo una información que puede interesarle como Okashira.

-Si es por eso- intervino Misao- Ahora soy yo el Okashira.

-¿Cómo dices?- la miró sorprendida- no creía que algún día decidirías hacer valer tu derecho como heredera del titulo… pobre Aoshi-kun…

-¿¡Qué!? No es eso, no es eso, tuve que tomar el mando por…

-Misao- la aludida miró a Okina- no tienes que dar explicaciones.

El viejo ninja había pasado de la alegría a la desconfianza en décimas de segundo, algo no estaba yendo nada bien. El abuelo de Misao, que por aquel entonces era el Okashira, había enviado a Rin lejos sin dar ningún tipo de explicación, lo más extraño era que ella debería haber acompañado a Aoshi al castillo de Edo.

-No quería sonar desagradable, lo siento- hizo una reverencia- en ese caso tendré que explicártelo a ti.

-Muy bien, pero eso lo dejas para luego- dijo Omasu agarrando del brazo a su hermana- ahora tienes que ponerme al día. Además es la hora del té ¿verdad Misao?

-¿Eh? Es verdad.

Por su parte Aoshi había abandonado el Aoiya sin que nadie se diera cuenta. El anciano le había dejado sólo creyéndole dormido, cosa que había aprovechado él para escapar. Había seguido los pasos de la ninja por los tejados hasta que finalmente perdió el rastro al adentrarse en el bosque.

-“¿Dónde demonios estás?… “- el cubo de hielo se desesperaba- “¿Y esas pisadas? Son muy grandes para ser de Misao… ¿serán del hombre al que perseguía? No pierdo nada siguiéndolas ¿no?”

Caminando por el bosque se preguntaba si habría hecho un viaje así alguna vez, si era un ninja seguro que había viajado mucho, debía ser apasionante y más si viajabas en buena compañía. Estaba convencido de que sabía moverse por ese tipo de terrenos, su cuerpo respondía muy bien, incluso había reaccionado instintivamente ante algunos “peligros” y sus reflejos habían evitado que acabara por el suelo más de una vez.

Las huellas acababan en un pequeño claro del bosque, junto a las que seguía había otras bastante menudas, de Misao evidentemente, y por la disposición y porque aparecían de repente era evidente que se vio forzada a luchar, de entre los matorrales salía otro juego de pisadas por el tamaño pertenecían a otra mujer, pero nada más, las huellas acababan allí, no había pisadas de retorno, ni huellas de caballos ni marcas de algún carro allí no había ni rastro de las tres personas, era como si se hubieran esfumado en el aire.

-“Maldición, no me has dejado ninguna pista para seguirte… debería matar a quien te haya enseñado a ocultar tu rastro”- subió a un árbol de un salto- Aquí arriba tampoco hay nada… necesito una pista, una señal, algo, lo que sea…

El sobreesfuerzo le pasó factura, se sintió desfallecer, sus fuerzas volvían a desaparecer y tuvo que sentarse en la rama para no caer de cabeza al suelo. Sus ojos se cerraron sumiéndole en un profundo sueño.

SUEÑO DE AOSHI

-Mamiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, mamiiiiiiii ¿dónde estas?- una niñita lloraba desconsolada- Kina-san me da miedo.

-¡Ay no! No me digas que me tienes miedo Mi-chan-un Okina bastante joven miraba a la niña con lagrimones en sus ojos- llámame Jiya, Jiiiiiiiiiiiiiiya.

Aoshi observaba la escena desde la puerta del dojo, estaba entrenando cuando escuchó los lloros de la pequeña, en vista de que no pararía se acercó a ellos.

-¿Por qué lloras, pequeña?- la pequeña Misao regaló una amplia sonrisa al dueño de la voz.

-¡¡Ashi-shama!!

-No es justo, Aoshi da más miedo que yo- Okina se puso de morros, como si de un niño se tratase.

Ignoró por completo al hombre y cogió a Misao en brazos.

-Vamos a buscar a Ayame-san- las frías manitas de la niña en su cuello le hicieron estremecerse.

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Nevaba con mucha fuerza, ninguno de los 3 ninjas habían previsto esa nevada, algo imperdonable. Estaban refugiados en una pequeña cueva con un pequeño fuego que amenazaba con extinguirse de un momento a otro.

-Si te pasa algo mi hija se pondrá hecha una furia y mi esposa me matará jajajaja- el hombre estaba malherido pero reía divertido- No sé que les has dado están locas por ti, que curioso.

-Será a mí a quien maten si le ocurre algo.

-Creo que no parará de nevar, sería mejor continuar hasta el Aoiya, sólo estamos a una hora- el hombre enmascarado caminó hasta él.

-Aa… es mejor continuar ¿puede levantarse, jefe?

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Las puertas del Aoiya… una enorme herida en su pecho sangraba sin parar, había caminado durante horas, a pesar de haber tenido un pueblo muy cerca, necesitaba volver a casa.

Se detuvo unos instantes tratando de normalizar su respiración y concentrar sus últimas energías para entrar. Pero no fue necesario.

-¡Oh Kami! ¡Aoshi-sama!- los brazos de Misao le sostuvieron con fuerza- Apóyese en mí.

La calidez de la joven le hizo recobrar parte de sus energías y juntos entraron a su hogar.

-“Gracias…”

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-¿Por qué me miras fijamente?

-Yo… querría saber algo- la ninja agachó la mirada.

-Adelante.

-¿Volverá a marcharse?

-Mírame- le ordenó, ella alzó la vista mirándole a los ojos- ¿Quieres que me marche?- ella negó con lágrimas en los ojos- Bien.

-Gracias- su característica sonrisa adornaba su rostro- me hace muy feliz.

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-Dime Aoshi-chan ¿eres feliz?- le preguntó una bella mujer embarazada.

-No me llame Aoshi-chan, ya soy mayor…

-Claro, ya tienes 10 años- le miró alzando una ceja- ¡Eh! Has esquivado mi pregunta, pequeño diablillo- la mujer le abrazó haciendo que apoyara su cabeza sobre su abultado vientre- Mira, se mueve, te está saludando.

-Soy feliz- se sentía fascinado por esa mujer y su bebé que no paraba de patearle- Hola bebé.

FIN DEL SUEÑO

-…sama… aos… Aoshi-sama…- el ninja abrió los ojos pesadamente- ¡Aoshi-sama! ¿Cómo se encuentra?

-¿Dónde…?

-Está en mi habitación. Le hemos encontrado inconsciente en el bosque- la joven le puso un paño húmedo en la frente- Me asusté mucho cuando fui a verle y no estaba, pensé que le había ocurrido algo malo.

-Gomen…

El shoji se abrió dando paso a Rin.

-O-chan me pedido que te traiga algo para comer. ¡Aoshi-kun!

-No grites, por favor… gracias por la comida.

-¿Nos conocemos?

-Así que es cierto lo que me ha explicado mi hermana… Sí que nos conocemos, hemos crecido juntos. Mi nombre es Rin, fuimos compañeros en nuestras primeras misiones oficiales.

-Lo siento, no lo recuerdo- observó a Misao humedecer el paño- No vives aquí ¿me equivoco?

-Acabo de regresar de Nagasaki, he pasado allí 17 largos años.

-Tuvo que ser muy duro estar tanto tiempo fuera- dijo la ninja girándose a mirarla.

-¿Te importaría dejarnos solos? Tengo algo que decirle y preferiría hacerlo en privado.

Misao hizo el ademán de levantarse para dejarles solos, pero Aoshi la agarró por la muñeca impidiendo que se marchara.

-Quédate. Puedes decirme lo que sea delante de ella.

-Cómo quieras, además siendo la Okashira…- miró fijamente a la comadreja- tarde o temprano tendrás que darnos tu aprobación.

-“¿Aprobación? ¿Aprobación para qué?”- se acomodó al lado de Aoshi que se había incorporado- Bien, tu dirás…

-Aoshi-kun, tu y yo estamos prometidos y me gustaría que nos casáramos cuanto antes- sonrió a Misao que la miraba sorprendida- ambos somos ya bastante mayores, ya es hora de que demos el último paso.

Los dos ninjas la miraban completamente desconcertados, aunque por motivos diferentes. Él buscó instintivamente la menuda mano de la joven y la sujetó con fuerza.

-Eso no puede ser- respondió fríamente el ninja.

-¿Crees que te miento? Uno de posprincipios del Oniwabanshu es no mentirnos nunca entre nosotros.

-Usted no recuerda nada… así que es posible que…

-No, no lo es. Tú lo sabrías si así fuera.

-No lo creo… no le gusta hablar sobre usted mismo. Es decir que de ser verdad probablemente no me lo habría contado.

-Pero tú eres mi chica. De estar prometido nunca habría iniciado una relación contigo- la comadreja se puso complemente roja.

-Jajajajajajajaja- se carcajeó Rin- ¿Has aprovechado su amnesia para contarle mentiras?

-¡Claro que no! Aoshi-sama, Saito le engañó, usted es mi tutor, ese policía estupido siempre está metiendo cizaña.

¿Era mentira? ¿Su tutor? Que confuso se sentía. Una cosa la tenía clara, sus sentimientos no eran los de un tutor por su protegida, podía ser que no se hubiera declarado pero que aquel hombre supiera de su relación o que le hubieran prohibido enamorarse de ella.

-Dejadme solo. Estoy cansado…

-Claro, Aoshi-sama, que descanse- Misao salió de la habitación.

-Márchate- le dijo a Rin.

-Deja que me quede a cuidarte, Aoshi-kun.

-Vete. No me fío de ti, no me gustas. Te quiero bien lejos de Misao y de mí.

-Cuando cambies de opinión, avísame- se marchó dejando sólo al ninja.

FLASH BACK

Un gran grupo de Onis se encontraban reunidos en el dojo, todos ellos estaban destinados al Castillo de Edo. Pero faltaba alguien entre sus filas. Aoshi estaba sentado cerca del Okashira, le habían nombrado responsable de uno de los grupos a pesar de su corta edad. Una vez recibidas las órdenes todos abandonaron el lugar a excepción de Aoshi y el Okashira.

-Señor ¿puedo hablar con usted?

-Adelante, Aoshi.

-¿La habéis retirado por algún motivo que deba conocer?

-No es de fiar. Aunque eso ya lo sabías- frotó su mano en la cabeza de Aoshi despeinándolo- Buena suerte, confío plenamente en ti y en tus habilidades.

FIN DEL FLASH BACK

-No es de fiar… ¿quién?

Finalmente se dejo vencer por lo que su cuerpo le pedía y cayó en los brazos de Morfeo.

Misao había bajado al restaurante para acabar de comer, aunque había perdido el apetito por completo. Aoshi tenía una prometida… ¿por qué nadie le había dicho nada? Okina debía saberlo, incluso los demás Oni. Vaya modo de enterarse de algo tan importante.

-Misao ¿qué haces aquí a oscuras?

-Hola Jiya… no me había dado cuenta de la oscuridad- encendió unas velas que estaban encima de la mesa.

-¿Qué es lo que te preocupa?- el anciano se sentó a su lado abrazándola- sabes que puedes contarme cualquier cosa.

-He recibido una noticia desagradable… al parecer están prometidos… ¿Por qué nadie me lo contó?

-¿Prometidos? ¿Rin y Aoshi?- la joven asintió- No lo sabía, pero me sorprendería que lo estuvieran, a Aoshi nunca le han interesado mucho las mujeres. Las únicas con las que ha mantenido algún tipo de relación sois tu madre y tú.

-¿Mi madre?

-Ajá, Ayame-san le apreciaba mucho, pasaban muchas horas juntos, cuando estaba embarazada se sentaban juntos en el porche cuidando el uno del otro- la comadreja se acurrucó entre sus brazos- De hecho, las dos os parecéis mucho, veis en ese muchacho algo que nadie más es capaz de ver.

-Eso es por que no sabéis mirar.

-Jajajaja eso debe ser. Cuando recupere la memoria sabremos la verdad, hasta entonces no tienes que preocuparte- le acarició la cabeza- Y ahora, come un poco o te castigaré.

-¿Puedo dormir contigo esta noche, abuelo?

-Siempre que quieras, mi pequeña.

Ya más calmada la comadreja se puso a cenar. Okina tenía razón, cuando Aoshi recuperara la memoria ya vería que hacer. Por ahora era mejor concentrarse en lo que era realmente importante.

Continuará

Escrito el 30 de noviembre de 2008

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